domingo, 14 de junio de 2009

PELEA A MUERTE

I
- "Yoni, a ver si puedes ayudar a mi amigo", le dije. La casa huerta que había heredado de sus padres se había convertido en una pocilga. Y aun pobre, mi amigo se las ingeniaba para criar tres gallos de pelea y algunos periquitos autralianos.
- "Yoni, ¿me escuchaste?". El loco de mi amigo parecía seguir concentrado en sus quehaceres domésticos. "¡Cómo ha cambiado! me dije.
- "Hans, mi amigo ofrece pagar quinientos dólares" dije. ¿No estaba golpeando su orgullo al mencionarle dinero? No estaba seguro.
- "¿Hay que matar esa rata?" preguntó como si tuviera repugnancia. Actitud que me extrañó, entonces comencé a dudar.
Yo sabía lo avezado que era de joven. Pero tal vez no era el mismo Yoni de antes. Una vez, cinco muchachos del bando contrario nos acorraló en una calle sin salida, y Yoni se las ingenió para encontrar una rata viva, la meneo por la cola y la arrojó al centro del grupo, cayó en la cabeza del líder.
- "Sí, ya te dije que hay una rata en el almacen de Hans"
- "¿Han intentado veneno?"
- "El almacen es de maiz que se exporta, y puede ser peligroso"
- "Está bien..."dijo, "el domingo entonces..."
II
Hans estaba preocupado porque en cualquier momento podrian llegar los inspectores de sanidad agraria y cerrarle el negocio. Yoni abrió la cajita de madera que traía en los brazos, enconces ví que en el rostro de Hans se dibujaba la decepción.
- "Yoni, ¿sabías que esa rata ya ha degollado a cinco gatos?", le dije.
Hubo un largo silencio, mientras que Yoni acariciaba tiernamente a su gatito. "¿No tendrá miedo de enviar a su minino a una muerte segura?" me pregunté. Además los cinco gatos estan mejor alimentados que el gato de Yoni, eso se notaba a la vista.
- "Es una rata gigante..." dijo Hans. Luego hubo un largo silencio.
- "Esos gatos ¿eran machos?", la pregunta de Yoni nos hizo sonreir a Hans y a mí. Era una pregunta demasiado tonta.
- "Es que en los felinos, las hembras son las que matan. En los leones, son las leonas las que matan, los leones solo cuidan la manada"
- "Entonces, ¿su mascota es hembra?" preguntó Hans con cara de incrédulo. No creía en la guerra de sexos.
- "Y, ¿si apostamos 1500 dólares?" dijo Yoni.
III
Las puertas del almacen estaban bien abiertas, para que nosotros podamos observar desde fuera lo que pasaba dentro. Los tres nos habíamos subido a la azotea del edificio del frente, y esperábamos con un fusil a la mano, mientras que el gato de Yoni se había introducido al almacen.
Escuchaba las respiraciones jadeantes de Hans y Yoni. Yo comenzaba a aburrirme.
- "¡Ahí está!" dijo Hans en voz baja.
Desde el fondo del almacen, una enorme rata se dirigía hacia la salida. Se paseaba tranquila entre dos hileras de sacos de maiz. Yo la tenía en la mira, y estaba lito para apretar el gatillo, en eso sentí la mano de Yoni.
- "Espera", me dijo en voz baja.
. "¿Y tu gato?"
Me señaló una mancha gris encima de los costales que esperaba inmóvil, lista a lanzarse al momento en que el roedor pasara. Había una tensión en el ambiente. Estábamos próximos a presenciar una pelea a muerte. Esta vez sería distinto, según Yoni. Las hembras son más vehementes que los machos.
IV
Cuando el roedor se aproximaba al alcance del gato, pareció oler algo, nervioso se paró en dos patas y giraba a todos lados con la nariz apuntando hacia arriba. No lograba localizar el peligro. Y en eso la gata de Yoni se dejaba caer desde una altura considerable como si fuera un ninja japonés. Trató de atenazar al roedor por el lomo, pero éste no sería presa fácil, dió un salto como de un metro, saliendo volando gato y roedor por los aires, luego cayeron al suelo separados.
Mientras veía cómo ambos enemigos estan listo al combate, frente a frente, recordaba que alguna vez escuché. Las ratas habían desarrollado bastante el instinto de supervivencia, se habían acostumbrado inclusive a resistir el dolor, el miedo y el hambre.
De pronto la rata se echó al suelo panza arriba. Esa escena me hacía recordar aquella pelea de Cassius Clay con un campeón de karate japonés. Éste decidió echarse al suelo para evitar ser golpeado.
La rata invitaba al felino a atacarla. Era no solo una pelea, sino también un juego de ajedrez. La gata hizo un ademán de atacar frontalmente, pero sacó a tiempo la cabeza, adivinando las intensiones del roedor. Esa era la manera cómo murieron los otros gatos, de un mordizco en el cuello.
El roedor estaba ahora en desventaja, el gato estaba contorneando el cuerpo de su enemigo para tratar de situarse detrás de la cabeza. La rata emitía chillidos nerviosos. Y cuando vió que el minimo se puso detrás de su cabeza, intentó desesperadamente darse vuelta. Pero fue demasiado tarde. La gata aprovechó para atenazarla por el lomo.
Luego de la pelea, mientras Yoni acariciaba a su minino, examiné el cadáver de la rata, le dí vuelta con el cañón del fusil.
- "¡Hay problemas!" dije, "esta rata tiene crías... tiene leche en las tetas..."